Me encanta Avicii. Su música produjo la magia de acercarme a
mi hijo. Solíamos jugar frente al televisor una guerra de canciones que
consistía en que cada uno mostrara al otro sus videos musicales en youtube. El
conoció a Genesis, Yes, Pink Floyd, y yo a Avicii, Calvin Harris y la nueva
música electrónica. Pasábamos horas cabalgando entre música de distintas
décadas,y por momentos teníamos la misma edad.
Ten more days es mi tema favorito. Lo escuché por primera
vez en el auto, una noche muy lluviosa en la que llegábamos a un rincón con
calles de arena en la costa más lejana de la provincia de Buenos Aires. La
canción nos arrullaba mientras tratábamos de buscar amparo frente a la
tormenta. Avicii nunca habrá pasado por ese lejano pueblito, pero yo no puedo
dejar de asociar la letanía nostálgica de la canción con aquella oscuridad. La
música tiene esa extraña trascendencia:conjuga otros espacios y otros tiempos.