viernes, 27 de agosto de 2010

El textito del fin de semana... Abelardo Castillo en La Cumbrecita y Cortázar en el metro

Estoy leyendo El Evangelio Según Van Hutten de Abelardo Castillo desde que volví de Córdoba. Ya colgaré el post que estoy preparando sobre La Cumbrecita.
Por ahora van unos párrafos que me encantaron de la novela de Castillo que hablan de la relación espacio/tiempo en los viajes.

"El espacio es medio inesperado. Ultimamente viene muy mezclado con el tiempo. Por ejemplo, a que usted ya se está olvidando de los problemas que tenía en Buenos Aires (...) Usted salió de Buenos Aires hace dos o tres días. Materialmente, no ha tenido tiempo de olvidar nada o de cambiar de situación (...) A su alma le ha sucedido espacio. El espacio opera como el tiempo. Por eso los desesperados viajan, por eso existe el turismo. No importa que se pueda llegar a La Cumbrecita en unas horas. Cuando estamos entre estos abedules, nuestro departamentito del Once nos parece tan remoto como la prehistoria."

Abelardo Castillo, El Evangelio según Van Hutten.

Cortázar muestra también la extraña relación espacio-tiempo que se plantea en los viajes en El Perseguidor. Siempre me impresionó mucho la descripción que hace Johnny  del transcurso del tiempo en el metro. Johnny cuenta que subió al metro en una estación y que en el minuto y medio que le llevó llegar a la siguiente, pensó en su familia, sus amigos, vivencias de su infancia que le hubiera llevado al menos quince minutos recordar, aunque sólo había pasado uno y medio:

"Apenas un minuto y medio por tu tiempo, por el tiempo de ésa -ha dicho rencorosamente Johnny- . Y también por el del métro y el de mi reloj, malditos sean. Entonces, ¿cómo puede ser que yo haya estado pensando un cuarto de hora, eh, Bruno? ¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio? (....) Viajar en el métro es como estar metido en un reloj. Las estaciones son los minutos, comprendes, es ese el tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando, pensando..."

Julio Cortázar, El Perseguidor, en Las Armas Secretas.

Los viajes nos permiten descifrar de algún modo la imperceptible elasticidad del espacio y del tiempo.

4 comentarios:

  1. Cortázar es moderno y será moderno siempre.Buenísimos fragmentos.Mónica

    ResponderEliminar
  2. E vero lo de Cortázar, Mónica. Lo mismo pensé ayer cuando buscaba este fragmento.

    ResponderEliminar
  3. Lindos textos, se agradece.

    Me ha dejado perplejo, SQ, con este asunto. Leí su blog ayer, y me quedó dando vueltas en la cabeza. Hoy a la mañana tomé el 92, que se atascó cuando intetábamos cruzar las vías en la estación de Flores. Como en el cuento de Cortázar, cuando yo pensaba que llevábamos ya una hora de espera y bocinazos, resultó que en mi reloj sólo habían pasado quince minutos. Inmediatamente me acordé de su blog. Pero luego me pregunté qué había hecho yo con ese cuarto de hora real, que fue una hora en mis tiempos internos, y descubrí que sólo había atinado a malhumorarme y a preguntarme una y otra vez si la vieja de al lado no podría correrse un poco.

    Pensé otra vez en Cortázar, que en ese cuarto de hora quizá hubiese podido entrever “casa tomada”, o los personajes de Rayuela, y pensé otra vez en mi mismo, que sólo pude maldecir a mi veterana vecina de viaje. El ganándose la inmortalidad; yo, el infierno. El enterrado en Montparnase, donde se lo venera. Yo, apretujado en el 92, y con el cementerio de Flores esperándome, cuando llegue el día; que encima queda sobre esa misma calle, pero para el otro lado.

    Me voy con una pregunta: Cuando Einstein, Borges, Cortázar, Wittgenstein boludeaban, se dejaban ir, ¿también eran tanto mejor que uno?

    VV (Viajero Virtual)
    Ps: le comento que inspirado por su blog hice un experimento esta madrugada, cuando me levanté para ir al baño. No terminó del todo bien; le ahorro los detalles.

    ResponderEliminar
  4. No se desaliente, VV, estoy segura de que Einstein, Borges y siguen las firmas habrán tenido momentos menos sublimes que los que aparecen en sus páginas. Consuélese en la convicción de que frente a tamañas bajezas habrán optado, como Ud, por ahorrarnos los detalles.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.