viernes, 5 de junio de 2015

#NiUnaMenos

Por Silvina Quintans - Columna emitida por Radio Continental


Todavía hay mucha gente, tanto mujeres como hombres, que se definen machistas como si fuera un motivo de orgullo. ¿De qué hablamos cuando mencionamos la  “violencia machista”?.  Hablamos de una estructura social que supone una preponderancia de los hombres sobre las mujeres. Una cultura que se manifiesta en distintas costumbres de la vida cotidiana, y que empieza con algo tan sencillo como la división de roles en los juegos de la infancia. Según esta cultura,  las mujeres somos  princesas débiles, pasivas, destinadas al cuidado de la casa, nuestro destino es esperar al príncipe y satisfacer sus demandas. El hombre es activo, independiente, protector,  proveedor, dotado para ejercer la autoridad.


“Ningún pibe nace machista”, leí en estos días, y pensé en estos modelos que nos van horadando la cabeza desde chicos.

Aunque las mujeres hayamos invadido las universidades y los puestos de trabajo, muchos prejuicios ligados a esta cultura siguen vigentes. La cultura que se denuncia es el caldo de cultivo de la desigualdad , del menosprecio cotidiano que en casos extremos termina en femicidio pero que empieza en situaciones cotidianas.

¿Cuántas de nosotras nos avergonzamos ante alguna grosería que nos gritaron por la calle?

¿Cuántas revisamos cómo íbamos vestidas para provocar semejantes expresiones callejeras ?

¿Cuántas veces no nos vestimos como nos gustaría para no causar “una impresión equivocada”?

¿Cuántas veces confundimos los celos con el amor?

¿Cuántas veces nos hicieron sentir que no estábamos capacitadas para el trabajo o para ganar más porque somos mujeres?

¿Cuántas veces nos hicieron creer que lo mejor para una mujer es escuchar y callarse?

¿Cuántas veces nos dijeron que contestar o confrontar no es para damas?

Esta tarde marcharemos

Para que Aixa pueda salir de su casa sin temer a la cuadrilla que la intimida en la puerta gritándole groserías.

Para que Agustina entienda que amor no es compartir su clave de FB o sus mensajes de whatsapp con su novio y que los celos no tienen nada que ver con el amor.

Para que Susana pueda salir a la calle vestida como a ella le gusta sin tener que rendirle cuentas a nadie.

Para que Marcela entienda que no tiene que abandonar su trabajo, sus amigas o a su familia para demostrar su amor o para que la quieran.

Para que dejemos de pensar que lo mejor para una mujer es la sumisión o el silencio.

Para que la justicia empiece a dictar sus fallos con una mirada libre de prejuicios caducos.

Para que  entendamos que no es no y que las mujeres jamás provocan una violación.

Para que empecemos a entender que las víctimas no son las culpables.

Para que  nadie vuelva a justificar que se asesine, viole  o golpee  a una mujer por cómo estaba vestida, porque salió sola de su casa, o porque “algo hizo” para provocar .

Podría seguir, pero la única solución es ir tomando conciencia de que muchas de las cosas que nos parecen naturales no lo son, y empezar a educar para la igualdad.

Y el párrafo siguiente está dedicado a los hombres. Porque ellos son imprescindibles en esta marcha.  Queremos marchar junto a ellos. 

Marcharemos junto a  aquellos que nos acompañan y que se animan a cambiar sin dejar de ser hombres por eso

Marcharemos junto a aquellos que cambian pañales

A los que esperan a sus hijos en la puerta de la escuela

A los que comparten el cuidado de hijos y de sus padres ya viejitos

A los abuelos que leen a sus nietos, los llevan a la plaza, los pasean en cochecito, se sientan con ellos a jugar en el suelo

A los que salen con sus amigos y cuidan a los chicos para que nosotras también podamos salir con nuestras amigas.

A los que no les temen a las ollas y sartenes

A los que se animan a mostrar el afecto

A los que nos escuchan en lugar de reclamarnos que callemos

A los que nos alientan para que progresemos y se alegran de nuestros logros

Vamos a caminar todos juntos en esta marcha.

Porque es responsabilidad de todos que no haya Niunamenos.  Vamos a marchar por María Soledad Morales, Adriana y Cecilia Barreda, Carolina Aló, Natalia Melman, Liliana Tallarico, Fabiana Gandiaga, María Marta García Belsunce, Paulina Lebbos, Nora Dalmaso, Houria Moumni, Cassandre Bouvier, Rosana Galliano, Wanda Taddei, Angeles Rawson, Melina Romero,  Lola Chomnalez, Daiana García, Andrea Castana, Gabriela Parra, Chiara Páez . ..

 Por todas ellas y por todas las mujeres que murieron en la indiferencia y el olvido. Ni un femicidio más, ni una vida menos. Ni una menos.


Audio radial:
http://www.continental.com.ar/escucha/llevatelo/ni-una-menos-por-silvina-quintans/20150603/llevar/2790398.aspx

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