Texto y fotos: Silvina Quintans
SOMOS LA PRIMERA GENERACIÓN DE UNIVERSITARIOS
NO QUEREMOS SER LA ÚLTIMA
Eso dice el enorme cartel que llevan los estudiantes de Universidad de Lanús.
“Mi viejo murió y mi mamá limpia casas por hora. Yo soy
primera generación de universitarios, nadie en mi familia pudo estudiar, todos
tuvieron que salir a trabajar de chicos. Estoy en segundo año de Ciencias
Políticas, estoy muy contento, es una universidad muy buena, enseñan muy bien”,
dice Federico mientras avanza con la bandera.
Esta historia es la de muchos de los jóvenes que marchan esta
noche por Avenida de Mayo en defensa de la única herramienta que puede nivelar
las oportunidades en un país cada vez más desigual. La historia de Federico desmiente los dichos
de la Gobernadora María Eugenia Vidal : “Nadie que nace en la pobreza hoy llega
a la Universidad”. La educación pública
es la que abre la puerta a los 38 mil
alumnos del quintil más pobre de la población que cursan en las 14
universidades ubicadas en el Conurbano bonaerense, según un informe de la
Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE). [i] En
muchas de ellas más del 70% de los egresados son primera generación de
universitarios. Pero aún si fueran ciertos los dichos de Vidal, sería motivo
para redoblar el esfuerzo en educación superior de calidad y no una excusa para
retacearla.
La marcha convocada por distintas organizaciones para
defender las universidades públicas que padecen serios problemas
presupuestarios y aún no han arreglado la paritaria docente que venció en
febrero, avanza como un río desde
Congreso a Plaza de Mayo. Llueve fiero, sopla sudestada, se abren y cierran
paraguas; hay antorchas, banderas, consignas, pancartas, bombos, orquestas,
instalaciones y performances. Una de las más creativas es la del Grupo de
Teatro “Las Estatuas” con sus figuras hieráticas que avanzan caracterizadas
como alumnos y docentes sumidos en la pobreza. “Venimos a la marcha como grupo de
teatro con vocación social y militante para defender la educación pública”, explica
Diego, director del grupo, sin perder la
compostura de su personaje.
La competencia por la venta de pañuelos se desata en las
esquinas. Cada vendedor tiene su stock de colores: verde por el aborto legal, anaranjado por la separación de
la iglesia del Estado. Hasta aquí, lo conocido, pero a la hora de defender la
educación pública no hay acuerdo: hay quienes los venden blancos, rojos o azules. Nadie ofrece pañuelos celestes.
En la esquina del Teatro Liceo, un grupo de madres y padres desafía
la lluvia y enarbola una bandera con la sigla MaPaC. Son las madres y padres
autoconvocados del Colegio Nacional Buenos Aires, una agrupación que se formó en
2016 ante un conflicto similar que involucra
a los alumnos de colegios que dependen de las Universidades Nacionales. El CNBA
está sin clases desde hace cuatro
semanas, las familias se agruparon para defender la educación pública y el
regreso de sus hijos a las aulas. Muy cerca de allí, lo Centros de Estudiantes
de escuelas secundarias desfilan y cantan
sus consignas en lenguaje inclusivo. En
las mochilas todavía flamean los pañuelos verdes.
Laura, Secretaria General del Centro de Estudiantes de
Ciencias Médicas de Rosario, está en quinto año de medicina y vino a manifestar
desde su ciudad con un grupo de estudiantes. “Estamos sin cursar y sin rendir desde hace un mes. Sin
educación pública no hay futuro, necesitamos una respuesta urgente”
La oferta gastronómica de la marcha es variada: en la
esquina de 9 de Julio y Avenida de Mayo, el humo de los choripanes esfuma el
perfil de Evita dibujado sobre el edificio del Ministerio de Desarrollo Social.
Cerca de Plaza de Mayo, a la oferta
clásica de panes y churros se agregan las hamburguesas veganas y los sándwich de
lentejas y garbanzos.
Sobre la calzada avanzan columnas de partidos políticos,
agrupaciones gremiales, estudiantiles, universitarias y carteles con consignas
MAS EDUCACION MENOS CLERO
LAS LUCHAS JUSTAS NO SE ABANDONAN HASTA QUE SE CONQUISTAN
CURSO SIN CALEFACCION, MIRA SI NO VOY A MARCHAR POR LA
LLUVIA
“En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
hace tres meses que estamos sin gas. Hay una reducción notable del presupuesto
con incidencia en la parte de investigación. No se pagan subsidios para insumos,
reactivos y equipos importados. No se
puede sostener la investigación con la falta de estos elementos. No están
pagando los subsidios y becas para estudiantes que concursaron hace un año.
Muchos están pensando en irse del país o buscando trabajos que no tienen que ver con
aquello para lo que se formaron”, informa el Dr. Daniel Tomsic, profesor de Fisiología del comportamiento animal de la
carrera de Biología.
Muy cerca de allí, un
chico con pañuelo verde enarbola una pancarta con una frase de Paulo Freire: LA
EDUCACION NO CAMBIA EL MUNDO, CAMBIA A LAS PERSONAS QUE VAN A CAMBIAR EL MUNDO.
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