martes, 14 de junio de 2016

BORGES SUBRAYADO

Columna de Silvina Quintans para Radio Continental



¿Qué se puede decir de Borges que no haya sido dicho?   Como no soy especialista en el tema, pero la fecha me trae muchísimos recuerdos ,  se me ocurrió volver sobre lo subrayado.

Volver sobre los libros subrayados es un ejercicio interesante porque arma un mapa íntimo de lectura en el que a veces nos desorientamos: ¿por qué habré subrayado esto?.¿En qué momento? La cuestión se acentúa cuando el libro es un grueso tomo de Obras Completas de Borges, que de completo no tiene nada porque después de que se editó  él siguió escribiendo, y tal vez nunca esté completo porque es un escritor inagotable. Un tomo que una no leyó de punta a punta,  pero fue leyendo en distintas etapas de la vida

Me reencontré con estos versos extraordinarios que debo haber subrayado en noches de insomnio y melancolía::
Mi nombre es alguien y cualquiera
 Paso con lentitud, como quien viene de tan lejos que no espera llegar.

Sigo y  me topo con frases del libro Evaristo Carriego  que utilicé para un artículo que escribí hace  muchos años sobre la ruta del tango.

Antes era una orgiástica diablura, hoy es una manera de caminar.
Tal vez la misión del tango sea esa: dar a los argentinos la certidumbre de haber sido valientes, de haber cumplido ya con las exigencias del valor y el honor.

Sigo hojeando, me sorprende lo ecléctico del libro, lejos de la solemnidad con la que se lo asocia, Borges tenía mucho sentido del humor. Un humor irónico que requiere cierta complicidad y esfuerzo de quien lo lee.

En El arte de injuriar encuentro subrayada una frase: 

“El hombre de Corrientes y Esmeralda adivina la misma profesión en las madres de todos” . El uso de los verbos puede también ser una forma de injuria: cometer un soneto o emitir artículos.

En su lucidez descubre que la palabra Doctor puede significar una injuria  o una “aniquilación”.  “Mencionar los sonetos cometidos por el doctor Lugones  equivale a medirlos mal para siempre, a refutar cada una de sus metáforas. A la primera aplicación de Doctor, muere el semidiós y queda un vano caballero argentino que usa cuellos postizos de papel, se hace rasurar día por medio y puede fallecer de una interrupción en las vías respiratorias. Queda la central e incurable futilidad de todo ser humano.”

Borges se mete con la vida cotidiana, con el lenguaje de los argentinos, describe su barrio, los arrabales, los guapos y cuchilleros, pero cuando uno avanza en las páginas, se encuentra también con la Historia de la Eternidad, los laberintos, las bibliotecas, los espejos. Sobre los espejos, tengo subrayada una frase que habré marcado en un momento no demasiado optimista o de desilusión sentimental:  “los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de hombres.”

Sigo avanzando y  me encuentro con una frase que  me quedó marcada a fuego. Es la frase inicial del cuento  Las ruinas circulares: “Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche”. La primera vez que leí este cuento fue en la escuela y no pude sacarme de la cabeza la palabra unánime. A los periodistas nos reprimen con el uso de los adjetivos, por eso, cuando tengo alguna duda, me acuerdo del “unánime”. Borges no escribe “oscura noche”, ni “negra noche”, escribe “unánime noche”,  y eso es literatura: la maestría de colocar una palabra inesperada junto a otra que uno nunca  asociaría con la primera. Con ese adjetivo Borges reinventa la palabra “noche”:  hace que uno se detenga y la imagine más oscura y negra que cualquier otra noche.

En fin, salto a una pilita de libros que escribió después de las Obras Completas. Hay  un compilado de conferencias que se llama Siete Noches donde reflexiona: “Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario, es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las cosas malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin.”

Hasta aquí mi recorrido íntimo, desordenado y poco profesional, cada lector está invitado a subrayar sus propias páginas.


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